El día siguiente comenzó con un bonito amanecer. A través de la ventana se veía claramente que nos haría buen tiempo. De camino a nuestro primer destino, nos acompañó la niebla. Parecía un día totalmente otoñal.
Cuando llegamos a San Vicente de la Barquera, lo primero que vimos nos encantó. Las barcas aparecían varadas, por la bajamar, esperando a que subiera el nivel del mar para poder salir a faenar.
Luego subimos a ver su castillo por fuera, pero íbamos con nuestro peludo de cuatro patas, Zape y no dejaban entrar con él. Pero pudimos ver las vistas desde casi lo alto. El castillo es lo primero que se construyó y después, alrededor de él, se formó la villa.
Esta villa tiene muchos rincones fotogénicos, muchos lugares que descubrir. Un lugar que sin duda hay que visitar si vais a ver Cantabria.
Esa zona apenas la he visitado, siempre he pasado un poco con las prisas y la verdad es que merece la pena.
ResponderEliminarEs muy chiquitín el pueblo, pero muy bonito.
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