Nos ponemos en marcha camino al Loch Lomond, el lago más
grande del Reino Unido (casi 40 km de largo) y en el que se encuentran muchas
islas. Está rodeado por montañas, entre las que se encuentra el pico Ben
Lomond, además de gran vegetación.
En un primer momento íbamos a verlo por uno de sus lados,
pero la carretera estaba cortada, por lo que tuvimos que dar media vuelta, y
verlo por el lado opuesto. Tengo que decir que el recorrido por este camino era
más bonito, con pueblecitos con encanto, incluso en uno de ellos vimos una
boda. El pueblo con más encanto, es Luss.
Cuando llegamos al lago me sorprendió la cantidad de
turistas que había. Parece ser que es una de las zonas más turísticas, y que
posee incluso campos de golf. La verdad es que me gustan los sitios más
tranquilos.
Nos acercamos al lago a hacer fotos, pero vimos que había
una plataforma un poco más adelante, y decidimos ir hasta ella. Las vistas eran
muy bonitas. Todo el lago rodeado de montañas, aunque hubiera muchas barquitas,
no le quitaban protagonismo.
Luego fuimos a otra zona, y había una familia con un perro,
y jugaban a tirarle el palo al lago y él iba a buscarlo. En esta foto aparece
un poquito.
Paramos un poco a descansar, mientras contemplábamos las
vistas y nos hacíamos fotos con la estatua de Tom Weir, escalador escocés,
autor y locutor.
Nuestra última parada antes de volver a Edimburgo, era
Glasgow, así que hacia allí nos dirigimos. Si os digo la verdad, no me gustó
mucho, es una ciudad como Edimburgo, pero ésta, tiene ese aire victoriano que
me encanta. No sé, a lo mejor es porque la zona que vimos no era la más bonita,
sino la que estaba llena de edificios modernos. Lo que sí me gustó fue la zona
universitaria, y la Catedral de San Mungo, donde está la estatua de David
Livingstone.
Fuimos rodeando la catedral y viendo que a su alrededor había
varias tumbas y a lo lejos se podía ver el cementerio victoriano de Glasgow, la
Necrópolis.
Además la catedral está al lado del hospital más antiguo de la ciudad.
No nos fuimos de ella sin ver cabinas azules de policía y hacernos
fotos.
El sol ya se estaba escondiendo, y nosotros pusimos rumbo de
nuevo a Edimburgo. Cuando llegamos, fuimos a pasear de nuevo por la Royal Mile, a mirar tiendas de regalos y a comprar alguna cosa. Vimos pastelerías con dulces que nos hacían la boca agua, y teterías preciosas, en alguna tomaríamos un té muy rico, pero eso es otro día y no me quiero adelantar.
Ya era tarde y la ciudad estaba apagando sus luces, era hora de que nos
fuéramos al hotel, cenáramos algo y apagáramos las velas. Al día siguiente nos esperaba
un día más emocionante.
Cementerios y una TARDIS. Yo no pido más!
ResponderEliminar