El año pasado, para el verano, cogimos un ramillete de lavanda. Cuando llegamos a casa, lo dejamos atado encima de la mesa del ordenador y os puedo asegurar que aún huele.
Así que el otro día decidí hacerle alguna foto con mi querida Olympus, ya que siempre uso la Canon, y usé los tubos extensores que me recomendó mi amiga Inés. Me he ahorrado muchísimo en un macro y además las fotos que hacen estos tubos son una pasada.
Además por fin estoy haciendo las fotos con tonos pasteles, que es lo que llevaba intentando hacer desde hace tiempo. Y lo voy consiguiendo poco a poco.
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