Hace muchos años fui a Jaca a ver la Ciudadela con el colegio. Me acuerdo de que entonces podías ver en el foso a un montón de ciervos.
Cuando mis padres preguntaron, dónde íbamos después de ver Canfranc, no me lo pensé y les dije de ir a Jaca.
La Ciudadela ha cambiado mucho, al menos por fuera, ya que por dentro no pudimos verla.
Ya no hay casi ciervos, y los pocos que había eran objeto de numerosas cámaras que disparaban para poder captar una foto de ellos. De hecho llegamos a ver como una familia, compuesta por los padres y dos niños pequeños, bajaban con dificultad al segundo tramo para poder verlos más de cerca, sin ser conscientes de que podría ser peligroso para ellos o al menos para los niños, que podían tropezar y caer.
En la puerta de entrada, había justo encima del arco, una silla tipo antigua, con algunos objetos más, y nos extrañó. Pero luego supimos que estaban haciendo guías teatralizadas. El puentecillo hacia la puerta era precioso, rodeado de árboles gigantes y de muros con pequeños ventanucos, en los que pequeñas florecillas estaban esperando a ser fotografiadas.
Los alrededores de la Ciudadela me encantaron, ya que está rodeada de pequeños huertos, y a lo lejos se veían las montañas.
Nos encantó lo poco que pudimos ver de Jaca. Así que os recomiendo que vayáis. Siempre optamos por irnos a otras ciudades, provincias o incluso fuera del país en vacaciones, pero no nos damos cuenta de las maravillas que tenemos en "casa".
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