Que en algún lugar del mundo alguien se ha despertado con las mismas preguntas que yo en la cabeza, porque así no me vería como una de esas ideas raras.
Quiero creer que existe esa otra persona que se levanta y puede estar horas con un moño mal recogido, a la que poder llamar desastre si va con el pelo revuelto por la calle, o llega corriendo o demasiado pronto a cualquier sitio, sin sentirse fuera de lugar.
Quiero creer que hay personas que se siguen acurrucando en el sofá cuando llega el otoño, con una manta, aunque no sea necesaria, una taza de té caliente en las manos, y un buen libro o una peli, de esas que hacen que el corazón se vuelva blandito.
Quiero creer que en algún rincón hay alguien bailando gracias a una gran noticia, sea suya o no, que alguien sonríe sin importancia. Que muestra su sonrisa más radiante a un desconocido, porque le gusta lo que hace, cómo viste o sencillamente porque lo ve leyendo un libro en papel, sin tropezar ni caerse. Una sonrisa que hace que parezca que el mundo es fácil de arreglar si ponemos un poquito de nuestra parte.
Quiero creer que en algún lugar alguien escribe como yo, todo lo que se le pasa por la cabeza, sus sueños, sus miedos, sus deseos, sus anhelos, su día a día, y que poco a poco va teniendo entre sus manos, lo que puede que llegue a convertirse en algo importante, algo que va tomando forma de un libro.
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