Este finde estoy aprovechando a reencontrarme con el mar.
Llegamos ayer por la tarde y nos dio la bienvenida un bonito atardecer desde la terraza/piscina del hotel.
Tras la cena, un paseito por la orilla y a disfrutar de una terracita.
Puede que fuera por el viaje, por el café, pero Morfeo tardó en visitarme.
A eso de las 6:30 de la mañana ha salido alguna persona de las habitaciones. Supongo que saldrían a correr. Me ha ido genial que me despertaran, así he podido ver el amanecer a través de los tejados.
A las 9 estábamos ya en la playa paseando. Y luego ha sido cuando me he reencontrado con el mar. Y lo he hecho a lo grande. Al rato he notado un picotazo en la pierna y me ha empezado a picar la cicatriz. Era un picor raro, intenso. He salido del agua. Y mi acompañante se ha asustado. Tenía toda la zona de la cicatriz hinchada y roja. Íbamos a ir al socorrista pero estaba bastante lejos. Me he sentado, he tapado la zona con el vestido y cómo no tenía amoniaco, ha tocado esperar a que se bajara un poco la inflamación.
Tras la ducha en el hotel me he sentido como nueva.
¡Hay que ver cómo son las medusas! Se notaba que me habían echado de menos y han querido que las recordara.
Toca seguir disfrutando de estos días.
La conexión que tienes con el mar es maravillosa, seguro que las medusas tienen envidia de ello... aún así, espero que sean unos días increíbles.
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