Desde que era una niña y veía películas de Navidad en las que salían bolas de nieve, quise tener una. Pero cuando van pasando los años ese deseo se va desvaneciendo, hasta que el año pasado vi unas en una tienda y me enamoré de ellas.
Este año quisimos comprar una, y cuando fuimos, nos dijeron que no tenían. Así que me puse a mirar por internet y di con esta. Una preciosidad que en cuánto la vimos, supimos que era la adecuada. Sus colores, sus casitas, su tamaño, todo es perfecto.
Hoy por fin la hemos colocado en su sitio, y no sabéis la ilusión que nos ha hecho, hasta Zape se quedaba embobado al ver caer la nieve.
¿Habéis tenido alguna vez una bola de nieve de cristal?
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