Desde siempre me han encantado los atardeceres. Puedo pegarme horas mirándolos sin cansarme. Sus colores rojizos, violetas, naranjas, mezclados, hacen que sean espectaculares. Y ya sea invierno o verano, me hacen recordar cosas bonitas.
Después de tiempo haciendo fotos a ellos, me he dado cuenta de que los más bonitos, son aquellos que tienen la primavera y el otoño. Sus colores son más intensos.
Hace tiempo que dejé de fotografiarlos. Quizá sea hora de retomar viejas costumbres.
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